Germain tiene una historia fascinante que relata su carácter autónomo, apasionado y decidido, incluso con el obstáculo de ser mujer en los siglos XVIII y XIX. Germain nació en París en 1776 y pasó sus últimos años de infancia en medio de la Revolución Francesa, viviendo en el centro de una zona de guerra. Las contribuciones de Germain a las matemáticas fueron significativas, especialmente en el campo de la teoría de números. Realizó avances notables en la comprensión de las propiedades de los números primos y trabajó en el Último Teorema de Fermat, un problema matemático famoso y desafiante. A pesar de enfrentar discriminación y exclusión de instituciones académicas formales, la dedicación de Germain a su trabajo nunca vaciló.
Uno de sus logros más destacados se produjo a través de su participación en un concurso organizado por la Academia de Ciencias de París. El concurso requería que los matemáticos explicaran los patrones creados por placas de metal vibrantes cubiertas de arena, un fenómeno observado por Ernst Chladni. Germain presentó su entrada de forma anónima en 1811 y continuó refinando su trabajo durante varios años. Finalmente, en 1813, se le otorgó el premio, convirtiéndose en la primera mujer en recibir reconocimiento de la Academia.